Desarrollo [editar]
Gobierno de Huayna Cápac [editar]
Sarmiento de Gamboa citado por Rostworowski dice que Túpac Yupanqui enfermó en
Chinchero, eligiendo como su sucesor al menor de sus hijos, hecho que disgustó a algunas panacas cuzqueñas que esperaban que el sucesor fuera
Cápac Guari hijo de la concubina
Chuqui Ocllo. Gracias a la oportuna intervención de su tío materno
Guamán Achachi la conspiración no prosperó y fue nombrado Inca tomando el nombre de Huayna Cápac, Con un inicio tan agitado empezó el gobierno del nuevo Inca, que básicamente tuvo que dedicar todos sus esfuerzos a consolidar los terrenos conquistados por su padre y sofocar las revueltas de provincias levantiscas. Para esto, asumió el control político y religioso del Imperio, desplazando a Apo Chalco Yupanqui, el vigente Villac Umo. Por primera vez en la época imperial se concentraban todos los poderes en una sola persona. Sin embargo, casi al final de su vida nombra un pariente suyo, Cusi Túpac Yupanqui, como nuevo Sumo Sacerdote del Sol (aparentemente éste es el Villac Umo que corona a
Manco Inca y que lo secundaría en sus guerras de reconquista como hábil estratega).
Según el cronista
Pedro Cieza de León, el Inca no se alejó mucho del Cuzco durante sus primeros años de gobierno, atendiendo el pedido de su madre. Como el transporte se realizaba a pie una expedición podía durar varios años, por lo que envió a su tío Guamán Achachi para que recorriera el camino del
Chinchaysuyu hasta
Quito.
Sus campañas tenían la tendencia a dirigirse siempre hacia el norte. Por un lado, la dura resistencia selvática (pobladores y la naturaleza en sí) les bloqueaba el camino hacia el este, mientras que por el sur y por el oeste ya estaba todo descubierto. Así, el único camino posible era el norte, virtualmente inexplorado y a su vez zona altamente inestable dada la gran belicosidad de sus naturales.
Los enfrentamientos en el norte duraron muchos años y, así, luego de arduas y cruentas batallas, las etnias norteñas fueron incorporadas al
Tahuantinsuyu.
Rostworowski afirma que estando Huayna Cápac en Quito, le llegó la noticia de extraños individuos barbados que navegando en "casas de madera" habían arribado a las costas por el norte. Era
1527 y
Francisco Pizarro con sus compañeros habían pisado el territorio incaico.
Debido al derecho incaico, tenía que ser reconocido como
auqui (príncipe) por las
panacas reales del
Cusco para poder ser
Sapa Inca. Para cumplir este indispensable requisito,
Túpac Yupanqui, que se hallaba en la conquista de Quito, se trasladó con la familia real al
Cusco. Se dice que a la vuelta de ambos
Pachacútec seguía con vida y salió al encuentro de ellos para conocer a su nieto. Parece que el muchacho causó tan buena impresión al anciano y por ello éste pidió que el menor dirija la carga del ejército incaico a la fortaleza de
Sacsayhuamán, un acto ritual. Se cuenta que el príncipe hizo tan bien la faena que
Pachacútec lo convirtió en su favorito y ello cimentó su futuro encumbramiento como Inca.
Túpac Yupanqui habría nombrado como su sucesor a
Capac Huari, pero finalmente se habría decidido por
Huayna Capac provocando así la ira de
Chuqui Ocllo, madre de
Capac Huari. Este hecho parece haber sido el detonante que impulsó a
Chuqui Ocllo a envenenar a
Túpac Yupanqui. Más tarde ésta declaró que
Túpac Inca había cambiado de opinión recién cuando estaba moribundo y con la razón perdida.
Ante este hecho,
Huaman Achachi, un general fiel a
Túpac Yupanqui (y hermano suyo) ocultó a
Huayna Capac y después de muchos pleitos y la enérgica protesta de Mama Ocllo (madre de
Huayna Capac) condenaron a
Chuqui Ocllo y sus cómplices a la pena de muerte. En cuanto al pequeño
Capac Huari, no se le hizo ningún daño debido a su inocencia. Sin embargo, se lo desterró a un lugar apartado bajo la vigilancia de personas de la confianza de
Huaman Achachi.
Huayna Cápac, ya declarado sucesor de
Túpac Yupanqui, tuvo como Regente a su tío Apo Huallpaya hasta que alcance su mayoría de edad. Más tarde Apo Huallpaya propuso a su hijo al trono argumentando que
Huayna Cápac era incapaz para el cargo, Huamán Achachi supo que además Apo Huallpaya tenía intenciones de matar al joven monarca. Apo Huallpaya y su hijo fueron sentenciados a muerte por traición
Campañas iniciales [editar]
Entre las primeras se tiene su incursión al reino de los
chachapoyas, que se habían rebelado al poder imperial aprovechando la muerte de
Túpac Inca. El Inca se encontraba en los funerales de su madre cuando tuvo noticia del alzamiento y dispuso marchar de inmediato a la región, no sin antes pasar por pueblos históricamente ligados al origen del Imperio, como el de los
soras y el de los
lucanas, donde fue muy bien recibido. Más tarde marcha a
Jauja, donde impartiría sabia justicia, logrando mucha fama regional pese a su corta edad. Después de haber estado en
Yauyos, descansa en
Cajamarca y se prepara para la larga lucha.
Los primeros choques resultaron favorables a los
chachapoyas, quienes hacen retroceder varias veces al ejército imperial. Sin embargo, la política incaica de renovar las tropas dio sus frutos, puesto que una nueva oleada de gente fresca terminó por aplastar a los agotados pero heroicos
chachapoyas, quienes ofrecieron paz incondicional. Regresa al
Cusco y se encarga de visitar el extremo sur del Imperio (
Tucumán,
Argentina y las provincias del
Contisuyo), para luego volver a la capital y de ahí emprender una rápida campaña a
Cajamarca, llegando a la región selvática de los
Bracamoros, aunque fue repelido por los naturales y por las condiciones geográficas y climáticas de la región.
Rehecho de su encuentro con los
bracamoros, se dirigió a la región de los
paltas, que habían dado muerte a los embajadores que dejó su padre. Enterados del arribo del Inca, enviaron espías disfrazados de leñadores, sin embargo, la treta fue descubierta y los espías recibieron castigo más que severo: los más acabaron asesinados, mientras que unos cuantos regresaron con narices y orejas cortadas, mientras otros con los ojos vaciados. Los
paltas, ante esto, se rindieron. Finalmente arribará a
Quito, previa estadía en su natal
Tumibamba (hoy
Cuenca), en donde tomaría por esposa a la princesa
Paccha Duchicela, nombrada
Shyri XVI, para luego emprender el viaje de regreso al
Cusco, no sin antes dar permiso para que construcciones de tipo palaciego se puedan levantar en la hoy capital ecuatoriana. En estas campañas se conquistó el territorio de las
lenguas preincaicas de la cuenca del Marañón.
Sus visitas al santuario de
Pachacámac fueron constantes y varias veces eran para ver la suerte que correría en una eventual campaña, como la que desarrolló por la costa norte hasta
Tumbes.
Rebeliones cerca a Quito y anexión de los Pastos (Sur de Colombia) [editar]
Para su visita al litoral emprendió marcha rumbo al santuario de
Pachacámac. Para esto recorrió los pueblos de los
soras y
lucanas, así como la región de los belicosos
huancas hasta llegar a la ruta de
Huarochirí, por la cual descendió hasta el valle limeño.
Llegado al Santuario, recibió buenos vaticinios acerca de su campaña presente y la posterior, por lo que se dirigió a
Tumbes, pasando por el territorio que fuera del Gran
Chimú. Para esto tomó varios años, dado que a su paso fue construyendo canales y afirmando tierras de cultivo. Llegado a la región norteña, se informó de la rebeldía del cacique Tumbala, de la
Isla Puná, y se dirigió hacia allá. El cacique consultó pueblos vecinos por ayuda, pero como todos ya se habían sometido al Inca, optó por una salida astuta. Fingió pasividad ante el Inca y cuando sus tropas se retiraban en balsas, atacó a la mitad y en la refriega cayeron muchos orejones. Huayna Capac, enterado de ello, montó en furia y él mismo dirigió la carga sobre los punaeños, venciéndolos tras dura lucha
Campaña al Collasuyo [editar]
Más tarde, envió a su tío
Huaman Achachi (quien lo salvó del complot durante su infancia) a visitar las nuevas regiones conquistadas del norte, mientras que él se dirigió al
Collasuyo. Atravesando el
Collao, llegó a la región de los
charcas y de ahí, por el Paso del Huasco, llegó a
Chile. Una vez ahí, retiró a los gobernantes dejados por su padre y puso en su lugar a los descendientes de los antiguos caudillos regionales, ganando el favor de la región entera. Luego se dirigió a Chile Central, sometiendo defiitivamente los valles desde el
Río Aconcagua hasta el
Río Cachapoal.
5 Finalmente regresó al
Cusco por
Coquimbo,
Copiapó,
Atacama y nuevamente el
Collasuyo. Sin embargo, hallándose en
Cochabamba, obtuvo preocupantes noticias del
Chinchaysuyo.
Los
cayambis y los
caranguis habían intentado desconocer el poder imperial y se levantaron contra el Inca.
Huayna Capac recogió tropas en la región de los
collas y se dirigió con ellas a la capital para hacer un último reclutamiento. Hecho esto, nombró generales a
Auqui Toma (
Hanan Cusco) y a
Michi (
Hurin Cusco).
Huacas y nueva información sobre el Collasuyo [editar]
Atribuibles a este monarca serían la serie de
Pucarás existentes en
Aconcagua, Mapocho y Maipo; en especial
Chena,
Angostura y
Merchacas. En cambio, las construcciones de
Catemu y
Cerro Mauco, podrían pertenecer al último tramo del reinado de Topa Inga Yupanqui, cuando el río Aconcagua constituía la frontera austral del imperio.
Recorrido incásico a Chile [editar]
Huayna Cápac recorrió todo el territorio anexado, especialmente
Quillota,
Aconcagua y
Mapocho. En el Valle de Chile invistió como
Curaca (su representante) a los jefes locales
Michimalonco y
Tangalonco, dejando en un segundo plano al gobernador
inca Quilicanta.
6 Probablemente este Inca organizó definitivamente la extracción del tributo en oro de
Marga Marga, que debían enviar anualmente al Cuzco los curaca de Aconcagua, y la división del señorío político del valle en dos mitades: valle superior e inferior, quedando este último subordinado al primero.
Indicios de decadencia [editar]
Preparados para la campaña al extremo norte del Tahuantinsuyo, se dirigió con lo más selecto de sus tropas, contando entre ellas con la colaboración de dos de sus hijos:
Ninan Cuyuchi, un hábil guerrero, y un joven pero experimentado
Atahualpa. En el
Cusco quedarían
Huascar y los pequeños
Manco Inca y
Paullu Inca.
Llegados a su natal y lejana Tumibamba, se levantó el palacio
Mullu Cancha, en el cual se ubicaría una estatua de oro de su madre
Mama Ocllo, que se dejaría al cuidado de la nación
cañari. También se construyó la Casa del Sol y la de
Ticci Viracocha Pachacama. Finalmente arribaría a
Quito, desde donde despacharía emisarios para ordenar el sometimiento pacífico de los rebeldes, obteniendo una respuesta hostil. Es aquí que, reunido el Alto Mando, se decide lanzar una campaña en la región de los
Pastos (
Pats Awá o "gente escorpión"), en el sur de la actual
Colombia, para lo cual se designan capitanes del
Collasuyo, quienes afirmaban ser los más capaces para combatir en regiones como esa.
Aparentemente, la afirmación resultó cierta, puesto que la victoria fue sumamente sencilla. Inmediatamente, a la llegada de la noche se dispuso una celebración entre los soldados triunfantes y fue en ese momento que el verdadero ejército de los
Pastos cayó sobre los confiados
incas, destrozándolos casi por completo. Los pocos que salvaron la vida se fueron replegando hasta que la guardia de los Orejones (que había quedado rezagada) logró defender la retirada. Se dice que aquí se lucieron tanto
Ninan Cuyochi como
Atahualpa.
Conocedor de los hechos,
Huayna Capac decidió enviar esta vez al grueso de su ejército, el cual sin problemas dominó la situación y produjo gran mortandad entre los
Pastos, no salvándose ni mujeres ni niños. Dado que era época de lluvias, se replegaron todos a Tumibamba no sin antes haber dejado tropas y representantes en la región.
Previo llamado de refuerzos, se dispuso el ataque a la región de los caranguis. La rendición de la primera fortaleza se logró con muchos apuros. Acto seguido, la mirada se dirigió al reducto principal de los caranguis, en pleno corazón de sus dominios, que estaba defendido no solo por los naturales, sino también por otabalos y cayambis, que les prestaban apoyo. Justamente para evitar más adhesiones a estos, Huayna Capac ordenó que sus principales jefes vayan por los alrededores anunciando que el Inca iba a tomar represalias contra la nación que apoyara de una forma u otra a los sitiados.
Cumplido el cometido, se lanzó el primer ataque a la fortaleza. Un fracaso sonoro sacudiría los cimientos más profundos del Imperio en sí. Se produjo, por primera vez en la historia, la caída del Inca. Su litera, soportada por los Orejones, fue atacada por los cayambis y los cusqueños cedieron, provocando que el Inca impacte duramente contra el suelo. El desconcierto fue total y solo pudo salvar la vida Huayna Capac al ser protegido por 3 de sus más fieles capitanes. Finalmente, los Orejones también apoyarían y lograron poner a salvo al Inca.
Lo que siguió a estos hechos es notable por cuanto el Inca decidió demostrar su enojo hacia sus capitanes y a sus nobles Orejones a través de varias acciones, como disminuirles las raciones de comida o no invitarlos a las fiestas en el campamento. Estos, al verse relegados públicamente, tomaron la imagen del Sol y se dirigieron al
Cusco, siendo interceptados por mensajeros del Inca, a los cuales procedieron a capturar. Un último enviado recibió por respuesta:
"decid al Inga que su poco apego y el hambre que nos apura nos hacen partir al Cusco".
Finalmente, Huayna Capac se dirige a los Orejones en persona y les recrimina su actitud. Los Orejones de todas formas prosiguen su marcha y, Huayna Capac en acto insólito, pide que se retire la estatua de su madre, que se hallaba en el templo, para que la pongan frente a los desertores. Hecho esto, una india cañari sale al camino y, haciendo como si estuviera poseída por el espíritu de la Coya, les convence de quedarse. Los Orejones contestan al Inca: "Queremos más ser vasallos desfavorecidos que no hijos inovedientes". El Inca recurrio a este artilugio para ganar tiempo y organizar un banquete para agasajar a sus capitanes.
Éste hecho es explicado por una arraigada costumbre andina, basada en la reciprocidad: todo Señor andino debía ofrecerles a sus súbditos regalos y favores a cambio de su labor, y Huayna Capac estaba dejando de lado esta obligación para con sus ejércitos, que estaban formados por varios pequeños ejércitos al mando de señores de diversas grupos étnicos. Estos formaban el corazón del
Tahuantinsuyo. El Inca tuvo que ofrecerles las acostumbradas ceremonias de petición de favores, para lograr que sus ejércitos volvieran a su mando, antes de iniciar otro ataque.
El ataque a la fortaleza se reanudaría con participación de los Orejones', que pelearon tan bien que consiguieron ganar 4 de los 5 muros de la misma. Sin embargo, la caída del hermano del Inca,Auqui Toma, obligó a un replanteo de la situación. El mismo Huayna Capac encabezaría las acciones.
El desenlace [editar]
Decidido a culminar aquella guerra, se pone al frente de una división. La otra estaría comandada por el general
Michi, del
Hurin Cusco (uno de los Orejones), y la última estaría compuesta por los soldados del
Chinchaysuyo. Estas dos estarían encargadas de atacar por los flancos, a modo de sorpresa, mientras que la división principal sería dirigida por el propio Inca y sería la que habría de llevar el mayor peso en la contienda.
La batalla duraría varios días y, al cabo de un tiempo, el Inca daría la orden de retirada. Sus tropas lo siguieron y tras ellos iban los
caranguis, que salieron de la fortaleza con el deseo de aplastar a los
incas definitivamente. Justo en ese momento, las tropas que debían flanquear la fortaleza salieron de sus escondites respectivos y las tres columnas atacaron la fortaleza de tal modo que la lograron ganar completamente. Las represalias fueron, al estilo del Inca, muy severas. Como dice el historiador
Raúl Porras Barrenechea, Huayna Capac
"deseaba ser tan temido que de noche le soñaran los indios".
Como dato simbólico, se puede decir que
Manco Inca reconoció en la táctica que usó
Hernando Pizarro contra él en la
Batalla de Ollantaytambo la que su padre empleó muchos años antes en la tierra de los
caranguis. Conociendo bien los pasos a seguir, pudo defender bien la fortaleza y anticipar los movimientos del corajudo capitán español.